lunes, 20 de mayo de 2013

Puzzle de Medianoche: Capítulo XV


XV


Como Silvia dijo la última vez, “ahora todo estaba más parado”. Así lo reflejaban sus textos en el periódico. Cada vez estaba más centrada en sí misma, en sus pensamientos como “mujer de placer”. Sin embargo, seguían matando prostitutas.

Volví a reunirme con Silvia según lo previsto. La noté alegre, entusiasmada. Le pregunté si iba muy drogada, a lo que respondió con una mirada de hielo.

-Óliver, creo que tengo algo gordo.
-¿Cómo de gordo?
-Los suficiente como para lograr lo que me merezco. Últimamente sólo hago basura. Pero eso va a cambiar.
-¿Qué tienes, Silvia?
-Tengo un político –buscaba mi sorpresa, algo que no encontró.
-Bueno, Silvia… creo que la sociedad ha aceptado la corrupción moral de la clase política… prostitutas, estafas, drogas… no creo que sea algo nuevo.
-No hablo de un concejal cualquiera. Hablo del ministro de Educación, John Santos. Pertenece al más estrecho círculo de confianza del Presidente del Gobierno. Puedo tumbar un gobierno, Óliver.

La miré fijamente unos instantes. Sí, sabía que lo haría si estuviera en su mano.

-¿Cuántas veces te lo has tirado?
-Ninguna.
-¿Entonces?
-Lo he visto venir aquí dos veces… seré yo la que lo atrape. Él es mío.
-¿Cómo estás tan segura de que es él si ni siquiera os habéis acostado?
-Él iba a sustituir a mi padre antes de que éste matara a mi madre. Cuando entró en prisión, se hizo con el cargo, y no ha parado de ascender. Es él. –Su mirada no admitía dudas-.
-De acuerdo, de acuerdo. En ese caso, sólo te diré una cosa. Ten cuidado, por favor.
-Voy a hacerlo, Óliver, voy a hacerlo…

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