domingo, 12 de febrero de 2012

Seduciendo a mi perdición.

 Este puñal que se clava en mi pecho me está matando. Está acabando con mis fuerzas y me hace sentir la guadaña próxima. Mas un irresistible ardor me corroe por dentro. La sangre que cicatriza la herida que nunca termina de cerrarse.

-"Terminarás por matarte, o peor, vas a volverte loco". Mis amigos lo repiten, mi familia me suplica. Pero me he vuelto esclavo de esta soga que aprieta mi cuello, un abrazo apasionado que me hace perder el conocimiento. Rompo mi camiseta y a pecho descubierto comienzo a dar saltos, bebiendo mi propia sangre que se derrama en una copa rota con cristales dentro. Mis ojos en blanco iluminan mi camino.

 Exhausto tras cada noche de pasión en su lecho, rodando por el suelo al llegar al orgasmo. Con una capa de sangre adornando mi pecho, el vello chamuscado por querer jugar con fuego. Adicto a una droga que me mantiene vivo cuando pienso que me muero.

 Paz!