miércoles, 12 de octubre de 2011

Rabia.

 Como cada día, subo al autobús que me lleva al instituto y tomo asiento. Pero hoy no es un día cualquiera. No dejo de preguntarme: “¿En qué mundo vivimos?”. Es temprano y me encuentro cansado, así que dejo caer los párpados…

De repente, me encuentro a mí mismo caminando por una calle llena de gente. Esto es la ciudad, así que todo el mundo va con prisas y sin pararse a mirar lo que tiene al lado. A mi izquierda, en un portal, un vagabundo duerme ajeno al ruido de la ciudad con la única protección de una manta. Afectado, desvío la mirada a la derecha, y encuentro aparcado un Porsche. Sigo mi camino y entro a una cafetería. Media cafetería está pendiente de la televisión. Ofrecen la noticia del día. La evolución de las primas de riesgo en la Bolsa. Siguiente noticia, el hielo en el Ártico desciende a su segundo nivel mínimo histórico. Todos vuelven la mirada al periódico, no les interesa esa noticia. A mi lado, dos empresarios hablan maravillas de la globalización. Es el futuro, dicen. ¿Es el futuro ver a países ricos robar a países pobres? Siguiente noticia. Rajoy, lo primero el empleo. Rubalcaba, no a los recortes. ¿Realmente trabajan por nuestro bien?¿Por qué no investigan los paraísos fiscales?

Cojo el periódico del día y leo: el 80% de la riqueza mundial se la reparte el 20% de la población. En un artículo de opinión, se habla de la pena de muerte. Intento visualizar la escena: un asesino que en realidad no lo es, observa aterrorizado como avanza la inyección letal que le quitará la vida. En África, pueblos oprimidos por gobiernos totalitarios reciben ayuda internacional. ¿Pero qué pueblos son ayudados? Aquellos que pueden pagar con petróleo luego. Cuantos pueblos oprimidos siguen sin ver la salida…Vuelvo a pensar en África. En la pobreza de sus habitantes. En la de millones de personas que mueren, en África y en el mundo, por enfermedades con cura que no interesa producir porque no pueden pagarla…

Pienso en los secretos que la NASA nos oculta y que darían mucho sentido y explicación a innumerables misterios. Rememoro a los policías aporreando manifestantes en aquella manifestación por unas condiciones de vida dignas. Pienso en las guerras, en los países que intercambian mucha, mucha sangre, por poco, poco oro. Veo la envidia en los ojos de quien observa al que la paz ha encontrado.

Pienso en las guerras de religión. En mi opinión, lo más sagrado que puede tener una persona, son sus creencias, que dan sentido a su vida. Pero luego veo, en un lado del planeta, a un musulmán degollando a un cristiano, y en el otro lado, una mezquita ardiendo.

En la costa, un ave lucha por abrir las alas, pero el chapapote se lo impide. En sus profundidades, el mar se cobra una patera llena de personas que sólo buscaban un mendrugo de pan que darle a sus hijos. Se nos dice que el tabaco puede matar, pero creo que el oxígeno de la ciudad está más contaminado.

Todas estas imágenes en mi cabeza, me hacen odiar al ser humano. Me hierve la sangre. Tengo RABIA. Pero despierto de mi sueño. Un joven se levanta y deja su asiento en el autobús a una mujer africana. Entonces pienso que el mundo puede cambiar.



Paz!

domingo, 9 de octubre de 2011

Reflejos de belleza.

 El concepto de belleza es frecuente en nuestros temas de conversación, y más todavía en nuestros pensamientos. En un gran porcentaje, aparece cuando hablamos de personas. Pero hoy, escribiré sobre mi particular concepto de belleza. La belleza nos rodea, y sólo hay que saber verla. Quizás tú veas belleza donde yo aún no he aprendido a verla. Quizás yo te enseñe nuevos reductos de belleza.

Evidentemente, me parecen bonitas las personas, sus caras. Encuentro bella la variedad de rostros. Veo belleza en la curvatura del cuello, en las orejas, en la comisura de los labios, en los senos. La hermosura de los ojos viene dada por lo enigmático, pues las pupilas son dos pozos en cuya oscuridad descansa la sinceridad de una mirada. Por eso mucha gente evita el contacto visual mantenido. Pero más bellas aún, me parecen las almas. La magia eterna encerrada en un cuerpo mortal, donde nacen los sentimientos y brotan las emociones que dan lugar a las acciones.

Hasta ahí lo humano. Porque no  sólo en lo humano reside la belleza. Me gusta relacionar la belleza con la poesía. Siendo así, veo poesía en la lluvia. El delicado impacto del agua con el suelo, y el suave sonido que desprende. Veo poesía en las hojas que caen en otoño. Poesía en las nubes, que despiertan la imaginación. Poesía natural, en lo simple de la naturaleza. La naturaleza que no ha sido modificada. Veo poesía en África.

La poesía rebosa en las palabras. De ahí nace mi inspiración. ¿No ves hermosas las palabras? Poesía en sí es una palabra preciosa. Su trazo, su entonación. Su significado. Amor. Mar. Azahar. Amapola. Luz. Lágrima. Naturaleza. Veo poesía en su combinación, hilando fino. Hermosos textos que son lagos cristalinos.

En cada esquina veo belleza. La misión de todo escritor, intentar plasmarla. Se podrá hacer bien, se podrá hacer mal. Pero vertimos sangre y lágrimas en el esfuerzo. ¿Dónde ves tú la belleza?


Paz!