domingo, 9 de octubre de 2011

Reflejos de belleza.

 El concepto de belleza es frecuente en nuestros temas de conversación, y más todavía en nuestros pensamientos. En un gran porcentaje, aparece cuando hablamos de personas. Pero hoy, escribiré sobre mi particular concepto de belleza. La belleza nos rodea, y sólo hay que saber verla. Quizás tú veas belleza donde yo aún no he aprendido a verla. Quizás yo te enseñe nuevos reductos de belleza.

Evidentemente, me parecen bonitas las personas, sus caras. Encuentro bella la variedad de rostros. Veo belleza en la curvatura del cuello, en las orejas, en la comisura de los labios, en los senos. La hermosura de los ojos viene dada por lo enigmático, pues las pupilas son dos pozos en cuya oscuridad descansa la sinceridad de una mirada. Por eso mucha gente evita el contacto visual mantenido. Pero más bellas aún, me parecen las almas. La magia eterna encerrada en un cuerpo mortal, donde nacen los sentimientos y brotan las emociones que dan lugar a las acciones.

Hasta ahí lo humano. Porque no  sólo en lo humano reside la belleza. Me gusta relacionar la belleza con la poesía. Siendo así, veo poesía en la lluvia. El delicado impacto del agua con el suelo, y el suave sonido que desprende. Veo poesía en las hojas que caen en otoño. Poesía en las nubes, que despiertan la imaginación. Poesía natural, en lo simple de la naturaleza. La naturaleza que no ha sido modificada. Veo poesía en África.

La poesía rebosa en las palabras. De ahí nace mi inspiración. ¿No ves hermosas las palabras? Poesía en sí es una palabra preciosa. Su trazo, su entonación. Su significado. Amor. Mar. Azahar. Amapola. Luz. Lágrima. Naturaleza. Veo poesía en su combinación, hilando fino. Hermosos textos que son lagos cristalinos.

En cada esquina veo belleza. La misión de todo escritor, intentar plasmarla. Se podrá hacer bien, se podrá hacer mal. Pero vertimos sangre y lágrimas en el esfuerzo. ¿Dónde ves tú la belleza?


Paz!

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