miércoles, 4 de enero de 2012

El pájaro que volaba bajo la lluvia.

 ¿Existe algo más libre que volar? Deslizarse entre corrientes de aire y sentirse levitar, sin prestar atención a la gravedad que te lleva al suelo. No hay reglas que marquen tu vuelo, ni un destino exacto al que acudir. Tú decides tu destino, siempre que tus alas te lo permitan, claro.

 El pájaro de nuestra historia tenía mucha resistencia. No por sus condiciones, sino por sus persistencia. Volar siempre fue su sueño, su obsesión, hasta que se convirtió en un sueño realizado, y por ende, en su forma de vida. Diréis, ¿qué pájaro no tiene por forma de vida volar? Sin embargo, si por este pájaro fuera, no habría descanso. No se sentía vivo si no volaba. Su vida carecía de sentido sin las alas desplegadas.

 Por tanto, odiaba los días de lluvia. Cuando el cielo se oscurecía y las nubes enojadas se disponían a descargar, siempre acudía con su grupo a refugiarse. Rápido, a toda prisa. Y duraba horas y horas protegido, escondido. Pasaba horas muerto. Hasta que Lorenzo volvía a sonreírle. El sol iluminaba el día, y su alma.

 Un día, nuestro compañero razonó mientras se refugiaba de la lluvia. Evidentemente, no era agradable soportar la lluvia, pero... ¿no merecía la pena? Siempre va a merecer la pena luchar por lo que uno ame, por aquello que otorgue sentido a la vida de uno. Las cosas verdaderamente buenas, siempre van a llevar alguna dificultad incluida. A veces hay que quemarse un poco para disfrutar la vida en su plenitud. Para conseguir tu amor, me arriesgo a que el cuchillo atraviese mi pecho. Pero lucharé para conseguirlo.

 Así, ante la mirada atónita del resto de su grupo, nuestro pájaro abrió las alas y salió a combatir la lluvia. Luchó con todas sus fuerzas contra la lluvia y su humedad, contra la lluvia y el peso de sus gotas, pero mantuvo la trayectoria de su vuelo estable, hasta que la tormenta amainó, y el sol volvió a salir. Porque tras todo sufrimiento, existe una recompensa. Y seguramente sin sufrimiento, recompensa no habría .

 Debemos luchar por lo que amamos.

 Paz!

lunes, 2 de enero de 2012

Repaso al 2011.

 Se va el 2011 y entra el 2012. 2011 ha sido un año lleno de sobresaltos y emociones, un año cojonudo en lo personal y para el resto de España podría decirse que otro año nefasto como los que han ido detrás y los que quedan por llegar.

 Si en esto que hoy escribo me pusiera a analizar mi 2011, saldría algo demasiado parecido a mi entrada de "17", que además aparece entre las más visitadas, y parecería un copia y pega. Para mucha gente, el 2011 ha sido el año de la crisis, otro año de crisis mejor dicho. Por tanto, malo. Sin embargo, tiendo al optimismo y resalto que el 2012 ha sido un año positivo. Ha sido el año del alzamiento, ha sido el año en el que los pueblos se han levantado y han dicho BASTA. Los medios y los detractores los han llamado indignados, o perroflautas, a lo que respondo que existen más perroflautas de los que me esperaba en todo el mundo. Sin duda, 2011 ha sido el año de los indignados, con especial mención al 15 de Octubre, fecha en la que las manifestaciones alcanzaron el rango de mundiales.

 Por otra parte, la parte a la que dedico en su mayoría esta entrada, mi 2011 ha sido el año de mi blog. Hay un antes y un después para mí después de mi blog. Desde enano había escrito pequeños poemas, poemas que fui dejando pero que renacieron con las fugaces apariciones del amor. El rap consiguió mantenerme alerta en cuanto a la escritura, y gracias al blog la escritura se convirtió para mí en algo semanal. No puede pasar una semana sin que yo escriba.

 Haciendo de la escritura una encantadora obligación, los estudios dejaron de ser lo primero. Poco a poco, bolígrafo a bolígrafo, me convierto en mejor escritor con el coste de bajar en los estudios. Debo espabilar, pero acepto el coste. La escritura se ha convertido en mi prioridad.

 Con mi blog, el hecho de escribir se ha convertido en algo totalmente necesario. Si ocurre algo en mi vida, hasta que no lo escriba no sé que postura tomar. Si en el diálogo, mejor dicho, en la discusión, me caliento y soy subjetivo, cuando escribo encuentro la objetividad, y me ayuda a pensar con claridad. Estoy aprendiendo a amar la escritura sobre todas las cosas excepto sobre mí mismo, haciendo del amar a otra persona un dulce que detallar.

 La Palabra Que No Descansa se ha convertido en una ventana de lo que escribo al mundo, una luz que ilumina mis folios esparcidos sobre el escritorio para que tú ahora puedas ver lo que escribo. Mi blog me ha ayudado a conocer gente, a estrechar lazos de amistad, y seguro que algún detractor. Yo no busco fans, pero busco reconocimiento. Algunos creerán que se me ha subido el tener un blog, pero para mí, eso es una tontería. Simplemente me siento orgulloso de las emociones que pueden llegar a provocar mis palabras, y que antes desconocía.

 Algunos piensan que creo poseer la verdad absoluta, y que mi objetivo es imponerla. Para nada. Como mi descripción personal afirma, soy un ignorante que solo aprende a base de errores y cabezazos al armario. ¿Egocéntrico? Llámame así si lo deseas, no me sentiré insultado aunque no se ajuste a la realidad. Está comprobado que mis entradas más literarias tienen más éxito que las que hablan sobre política, aunque en mi opinión cuando política y poesía se mezclan forman un cóctel perfecto aliñado con mucho sentimiento llamado critica social. Algunos me piden algo más de humor, pero mi blog no es humor, amigo, es mi vida.

 En definitiva, el blog es muy importante para mí, y siempre habrá un antes y un después de mi blog en mi vida. Esta entrada va dedicada a ti, fiel lector, y te agradezco el tiempo que hayas perdido en este año leyéndome. ¿Habrá sido tiempo perdido? Eso lo decides tú, yo te agradezco que prestes atención a mis palabras, para mí eso es lo más grande.

 Al 2012 le pido que Inspiración permanezca conmigo, y que sus aislados chispazos no me abandonen. ¡A este 2012 le pido que la Palabra no descanse!

 Paz, y Feliz 2012!