martes, 16 de octubre de 2012

Cuerdo.

Hoy me he despertado alegre. Anda, ve a acostarte. Hacía tiempo que no me encontraba tan contento. Entonces, ¿por qué lloras? Porque soy feliz. ¿Y a qué viene esa cara tan larga, esa mirada baja y esos ojos grises? Ya no tengo miedo, el miedo me ha abandonado. ¿No deberías, pues, soltar a Ted? Es él el que tiene miedo. ¿Y por qué. si es así, has venido a buscarme tú y no él? Me sentía solo. Siempre te ha gustado estar solo. Sí... pero ahora necesito un abrazo. No puedo abrazarte. Recuerda que no existo. Aun así, te amo, y no quiero que nos separemos nunca. No puedo alejarme de ti. A veces parece como si tú también me amaras... ¿Quién dice que no lo haga? Me gustaría caminar por el parque... Ignoras que hace tiempo que tus piernas dejaron de responderte. ¿Llueve? No es necesario que lleves paraguas. Me gustaría leer un buen libro. No sabes leer. Léemelo tú. No puedes oírme. Yo no puedo ayudarte. Dime al menos qué hora es. ¿Por qué te interesa el tiempo si ya no perteneces a él? Voy a acostarme. Buenas noches. Ya es tarde. La luz del sol ya baña tu piel.


Paz!