martes, 13 de septiembre de 2011

Deporte. Casta y coraje.


 Llegados a la edad en que me hallo, puedo afirmar inequívocamente que debo mi educación, es decir, lo que soy hoy día, a cinco gremios a los cuales nunca dejaré de darle las gracias. Por este orden: mi familia, mis profesores, mis amigos, el deporte y el hip hop. Así es, el deporte y sus valores, en especial el fútbol, son una parte importante de lo que soy yo. Nunca dejará de apasionarme el fútbol, y aunque me prometí no hablar de fútbol en mi blog para no romper con su mística pese a que me han insistido, hoy voy a hacerlo.

A mí el fútbol de pequeño, me importaba lo mismo que Rajoy ahora. Una mierda. Pero a base de insistencia y de sentarme en el sofá, mi padre consiguió metérmelo en la cabeza hasta convertirme en un enfermo. Me lo veo todo, nacional, segunda división, internacional… no tengo la parabólica de Maldini el calvo pero casi. Como  todos, alucino con la velocidad de Messi, las bicicletas de Cristiano, pero a mí no me gusta el fútbol por eso.

Yo amo el fútbol, el deporte, por los valores que me transmite. Competición. Autosuperación. Esfuerzo. Trabajo, exponiendo el cuerpo humano ante sus límites. Solidaridad en el esfuerzo. Trabajo en equipo entendiendo un grupo de jugadores como una familia, sacrificándote por tu compañero. Casta y coraje, para atravesar las barreras que el deporte pone en forma de lesiones o situaciones adversas. Honor, respetando a los rivales y representando un escudo y unos aficionados. Entrega, devolviendo la energía que el aficionado deja con su garganta. Respetar la ley número uno del deporte: lo que ocurre en el campo, en el campo queda. Y poner corazón, honestidad y esfuerzo en tu trabajo. Fundamental. Hay gente que intenta romper estos valores, pero ellos son más fuertes.

Aunque posiblemente yo sea un jugador de fútbol frustrado que no pase de jugar en segunda provincial, mis sueños son tan fuertes que me hacen sentir lo que siente un jugador de primera división. Imaginarte en Anfield, en el túnel de vestuarios. El techo tiembla. La grada tintada de un rojo vivo, banderas por doquier, estandartes con un mismo escudo. 45,000 personas entonando un mismo himno. Alentando a los gladiadores que saltarán al campo en unos instantes. Y te das cuenta de que te cantan a ti, te animan a ti. Saltas al campo con la intención de devolver la ilusión a la grada, y entonces luchas cada balón como si fuese el último. Una estirada que evita que el balón entre por la escuadra rozando el esférico con un dedo. Una entrada a ras de suelo que evita que el balón salga por fuera de banda. Un tackling que evita que el delantero entre solo en el área y marque gol. Un impulso que nace desde las rodillas y te hace saltar hasta superar a tu rival en la disputa aérea pese a tener más centímetros que tú. El espacio que encuentras entre la defensa y al que diriges el balón para dejar solo al compañero. Una zancada potente que te permite estirarte los tres centímetros que necesitas para rematar en plancha un centro perfecto y anotar el gol.

Además de sano, el fútbol puede llegar a ser una forma de vida. Tal y como has leído veo yo el fútbol. ¿Cómo lo ves tú? Aprende a ver el deporte como lo veo yo. Quizás aprendas a sentirlo como yo lo hago.



Paz!

lunes, 12 de septiembre de 2011

El conocimiento.

 En los tiempos oscuros por los que nos movemos hoy día, los valores, las ideas, recorren su cuesta abajo al vacío, mientras bienes materiales aumentan su peso no en la báscula sino en importancia y codicia. Peligra el deseo de información, pues a veces para acallar ese deseo que sale de nuestro interior, nos dan la piruleta y nos callamos.

 Pero...¿qué derecho nos queda si nos roban el derecho a la información? El saber. Todo lo que sucede a nuestro alrededor tiene una explicación, un motivo, una razón... una intención. La información está en el aire, pero se empeñaron en capturarla y esconderla. Como la llave que el malo de la película se traga para encerrar a alguien. Algo así. Pero siempre quedará la opción de buscar la llave en su mierda, ¿no?.

 Como diría el mc Lírico, a veces es más listo el que pregunta que quién tiene respuestas para todo. Parafraseando a Mou, en el "¿Por qué?" está la clave. El día que no tengamos nada que preguntar, será porque nuestra existencia estará vacía. Siempre habrá una pregunta que hacer. Un conocimiento que adquirir.

 Veo a adolescentes hoy en día... y me dan pena. Viven de modelos, sus paredes empapeladas de actores... ¿En qué piensan los adolescentes hoy día? ¿Qué saben ellos del mundo en el que viven? ¿Qué se yo del mundo en el que vivo? Conocimientos ocultos como los de la NASA, no desvelados para que no cunda el pánico. ¿Es mejor un pueblo advertido o un pueblo tonto?

 Pues a los de arriba no les interesa que la gente sepa. Y menos aún, que la gente pregunte. Nos dan la piruleta. Nos ponen fútbol todos los días, que no seré hipócrita, suelo ver, pero no logran que mi mente esté vacía. Como una religión que te impone barreras al conocimiento. Lo respeto pero no lo comparto. Pues la definición de fe por los creyentes es seguir algo con fervor, defendiéndolo con uñas y dientes sin saber lo que es, porque la fe no necesita respuestas. No te preguntas por qué tienes fe. Para mí, algo que aceptas sin preguntar... es algo jodido.

 Y obtener información no es fácil. Cadenas de televisión manipuladas por gobiernos, instituciones o ideologías, periódicos tanto más de lo mismo, censura en las calles... Alguien no quiere que sepamos. Mal, muy mal.

 Porque qué bello es cuando entiendes el por qué de algo. O sea que por este motivo esta gente hacía esto, ¿no?... Anda! Así que esto funciona así... Busca el conocimiento, escucha la opinión, sigue la verdad. El conocimiento, la llave de todas las puertas que nos cierran.


Paz!