En la búsqueda de un sol que al quemar dejara cicatrices en la piel encontró el eclipse, aunque quizás no tengan nada que ver. Se impuso el silencio, que no es tanto la ausencia de ruido sino de pasión en el sonido. Aunque sea ínfimo, aunque sólo lo escucharan ellos dos.
Alguien diría que el pirata al fin encontró el tesoro. Lejos de la realidad, más próximo al caballito de mar que dice adiós en un pozo. Los girasoles pierden el norte si no perciben la luz. Se dejó cortar y no dirá que no le dolió, suficiente como para aprender la lección, y querer más. Desde entonces, piensa más en el cuchillo.
Mas en medio del silencio y del eclipse, queda un goteo de luz que muestra sangre en el suelo. Si ya caminó por senderos que jamás nadie conoció, ¿qué diferencia existe en recorrerlos a oscuras?
Amando el silencio porque aunque cambien las mareas, el Sol y la Luna siguen siendo los mismos.