viernes, 23 de diciembre de 2011

Yo me bajo.

 Mi vida no tiene sentido. El egoísmo es un manto de oscuridad que cubre el mundo. Pocas poblaciones pueden disfrutar hoy de un cielo plenamente azul. La información se manipula. Los gobiernos atentan contra su propio pueblo. Y nosotros somos los trapecistas que se juegan la vida en este circo.

 Porque lo grave no es que una persona deba vivir debajo de un puente mientras millones de viviendas están vacías. Lo grave es que esta situación esté justificada y amparada por la ley. Porque hoy no existen personas sino mano de obra. Factores de producción. Somos máquinas de generar dinero. De hecho, el dinero califica a las personas. Porque ya no se es tonto o listo, cabrón o buena gente. Se es rico o pobre. Incluso el amor pierde su importancia si la cartera está llena. Porque el arte ya no es arte si no es rentable. Rentabilidad y sostenibilidad, conceptos que destruyen la cara más amable de la humanidad.

 Justicia no existe. La democracia es mentira. La Iglesia miente y miente y no acepta el progreso. Estoy cansado de respirar el aire que respiro. Estoy cansado de beber el agua que bebo. Estoy cansado de alimentar el sistema que tanto aborrezco.

 Yo me bajo. Quizás beba cicuta como Sócrates. Quizás la horca lleve mi nombre. Quizás las llamas esperen mi carne. No sé cuál es mi fin, pero en ocasiones lo siento cercano. Hoy quiero volver a ser persona.


Paz!

martes, 20 de diciembre de 2011

Mi dios.

 Mucha sangre se ha derramado a lo largo de los siglos por la existencia de Dios. Un Dios que jamás ha demostrado que existe, pero tampoco se ha demostrado lo contrario. El amor que Dios fomenta se transforma en odio entre los seguidores que no comparten.

 Para mí, no hay nada más relativo que Dios. No existe un mismo Dios para dos personas. Cada persona posee un Dios en su interior. Cada persona es un Dios. La capacidad de reflexionar, de valorar lo bueno o lo malo de la vida, la capacidad de expresarse. El ALMA. La bondad, el amor, el sentir, el emocionarse. Somos dioses en tanto que humanos porque no siempre controlamos nuestras reacciones.

 Nuestra capacidad para decidir nuestro destino, o para destruirlo, nos hace más fuertes que cualquier creencia o ideología. No existe el destino, nosotros somos nuestro destino.

 El día que entendamos que el poder nos quiere ver maniatados, creyendo en un ser ajeno a nosotros, todo será distinto. El día que comencemos a creer en nosotros mismos, seremos poderosos. Yo sólo creo en un dios, y mi dios soy yo. Tu dios eres tú, porque tú puedes ser muy humilde, pero nadie ni nada será mas importante que tu misma.

 Antes de comprender lo que nos rodea, debemos comprendernos a nosotros mismos. Antes de amar, tenemos que amarnos a nosotros mismos, sino seremos esclavos del amor. El día que seamos uno con nuestra alma, y queramos entenderla, seremos un Dios completo.

 En los Mandamientos cristianos se consideraba pecado nombrar a Dios en vano, ¿no? Pues he pecado. Qué malillo soy.


 Paz!