martes, 20 de diciembre de 2011

Mi dios.

 Mucha sangre se ha derramado a lo largo de los siglos por la existencia de Dios. Un Dios que jamás ha demostrado que existe, pero tampoco se ha demostrado lo contrario. El amor que Dios fomenta se transforma en odio entre los seguidores que no comparten.

 Para mí, no hay nada más relativo que Dios. No existe un mismo Dios para dos personas. Cada persona posee un Dios en su interior. Cada persona es un Dios. La capacidad de reflexionar, de valorar lo bueno o lo malo de la vida, la capacidad de expresarse. El ALMA. La bondad, el amor, el sentir, el emocionarse. Somos dioses en tanto que humanos porque no siempre controlamos nuestras reacciones.

 Nuestra capacidad para decidir nuestro destino, o para destruirlo, nos hace más fuertes que cualquier creencia o ideología. No existe el destino, nosotros somos nuestro destino.

 El día que entendamos que el poder nos quiere ver maniatados, creyendo en un ser ajeno a nosotros, todo será distinto. El día que comencemos a creer en nosotros mismos, seremos poderosos. Yo sólo creo en un dios, y mi dios soy yo. Tu dios eres tú, porque tú puedes ser muy humilde, pero nadie ni nada será mas importante que tu misma.

 Antes de comprender lo que nos rodea, debemos comprendernos a nosotros mismos. Antes de amar, tenemos que amarnos a nosotros mismos, sino seremos esclavos del amor. El día que seamos uno con nuestra alma, y queramos entenderla, seremos un Dios completo.

 En los Mandamientos cristianos se consideraba pecado nombrar a Dios en vano, ¿no? Pues he pecado. Qué malillo soy.


 Paz!

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