jueves, 19 de abril de 2012

Jugando con Amor.

 En un mundo cada vez más moderno, y por ende, racional, hay un concepto perteneciente al mundo de lo irracional que sí es tolerado: el amor. La ciencia intenta seguir el rastro de migas de pan que deja tras de sí para hallar cómo se origina. Cada día está más cerca, pero realmente, prefiero no saberlo. ¡Qué atractiva es la sensación de no poder dominar algo!

 El amor entra y sale, pero nadie sabe por dónde. Sabemos que está dentro, pero no podemos atraparlo. Podemos imaginarlo, pero no dibujarlo. Podemos describirlo, pero sigue siendo difícil identificarlo. El amor nos hace perder una cabeza que luego no podremos encontrar. El amor nos desgarra la piel, pero no vemos la herida. Sabemos que sangra, pero no tiñe nuestra ropa. Preguntamos por la cura, pero ni la farmacia ni el hospital pueden respondernos.

 Afortunadamente, el amor en efervescencia es inmune al capitalismo. Pero para ello, precisa de ocultarse cada vez más. El amor puede con todo, pero si no es puro, todo puede con él. Todos necesitamos de amor, pero amar implica necesidad. El amor está en el aire, pero si falta de oxígeno, nos ahoga.

 El amor nos corona. Nos hace Dios, y en menos de siete días nos permite tener un mundo nuevo mucho mejor que el nuestro. Amar nos hace libres porque resulta agradable el frío de la cadena que nos une a la persona que amamos. El amor enloquece porque nos hace inmortales. El amor es cruel porque no acepta mentiras.

 Amor puede ser descrito con símiles y comparaciones, con paralelismos y personificaciones, pero qué gran paradoja, qué gran paradoja, que es el amor.


Paz!

martes, 17 de abril de 2012

Nuestros valores.

 Cavilaba yo en el autobús de regreso a casa sobre mi supuesta enfermedad, una enfermedad que me hace distinto al resto. Hasta que los vi. Y no, no fue un día señalado. No lo predijo nadie. Fue en un día normal. Un día de esos en los que tú siempre tienes otras preocupaciones. Y los vi. Me fijé en sus rostros. En sus ojos, en sus miradas. En el movimiento de sus manos, en el balance de sus hombros. Entonces lo comprendí todo: esta sociedad enferma acusa de locura a quien es diferente.

 El poder ha logrado lo que pretendía. Éxito rotundo. Ha transformado seres humanos en juguetes de plástico. Puedes caminar, o ir en autobús, y observar sus rostros, sin emoción alguna. No sienten. Creen conocer el amor, pero el amor no es entre dos personas, y los que sabemos qué es, podemos verlo. Creen conocer la felicidad, sin saber que cada vez que es susurrada, más se evapora en nuestros labios.

 Somos soldados, adiestrados para ser competitivos. La competitividad, la rentabilidad, sustituyen valores como la solidaridad. ¡Oh, valores! ¿Quién sabe hoy lo que son valores? Si a quién intenta ayudar se le acusa de insensato, y a quién va pisando compañeros, lo llaman inteligente. Te inculcan que defenderte a ti mismo, o a otro compañero, ante el profesor, sólo te traerá problemas. Serás un abogado de pobres. Y los abogados de pobres no ganan juicios.

 Te dicen que olvides tus sueños, tus ilusiones. Que la realidad es cruda, que la vida es gris, y que cuanto antes se asuma, antes aprenderás a sobrevivir. ¿Crees que puedes ir por ahí abrazando gente? ¿Sonriendo? Por favor, qué ordinariez. ¿Crees que alguien va a tenderte una mano cuando lo necesites? Olvídalo.

 Nos han convencido de que el gobierno es un ente superior, de gente mucho más inteligente que nosotros. Que sus acciones jamás serán comprendidas por nuestra inferior capacidad intelectual. Somos iguales que ellos. Somos humanos. Pero nos han convencido de que hay cosas que es mejor no cuestionar nunca...

 Importa producir. Llenar el bolsillo y la nevera. ¿Cuándo soñamos? De momento, ya tienen una sociedad gris. Como dijo Nietzsche, hay que buscar nuevos valores. En niños. En artistas. En creadores. Yo añado: en animales. Nos están enseñando a desaprender aquellos valores con los que nace el ser humano. Así, ¿quién va a tener tiempo para pensar, para amar, para revelarse? Claro, así están gobernando las entes financieras...

 Vi sus cuencas vacías en el autobús. Vi el invierno. Vi un muro gris al fondo. Busqué a Amor, pero no lo encontré. ¿Quién va a ayudar a este enfermo a encontrarlo?


Paz!