domingo, 4 de mayo de 2014

Congelado

Qué es el progreso sino una cuenta atrás hacia la oscuridad. Cuenta atrás en la que nada parece haber cambiado. En esta orilla la sombra sigue dando igual, y los ríos se nutren de las mismas lágrimas. La arena de este reloj levita, y tú no levantas el pie por la carretera. Me consumen inquietudes, no miedos.

Te sigo viendo bailar; cierro los ojos y no se detiene la música. Vivo en los segundos que concedes; ¿quién en su demente juicio osaría marchar? Y vuelvo, como cada noche, a ser la brasa que cae mientras observa la paz de las nubes. El estado de bienestar que no aúno.


Decidme vosotros quién coño querría bajar del cielo.