Qué es el progreso
sino una cuenta atrás hacia la oscuridad. Cuenta atrás en la que nada parece
haber cambiado. En esta orilla la sombra sigue dando igual, y los ríos se
nutren de las mismas lágrimas. La arena de este reloj levita, y tú no levantas
el pie por la carretera. Me consumen inquietudes, no miedos.
Te sigo viendo bailar;
cierro los ojos y no se detiene la música. Vivo en los segundos que concedes;
¿quién en su demente juicio osaría marchar? Y vuelvo, como cada noche, a ser la
brasa que cae mientras observa la paz de las nubes. El estado de bienestar que
no aúno.
Decidme vosotros quién
coño querría bajar del cielo.