Oh preciado silencio, ante ti me arrodillo esta noche. Eres un ave que vuela sin cansarse. Difícil de localizar, si esperas encontrarlo de casualidad. Pero con fuerza de voluntad, se puede encontrar tu nido. Libras una encarnizada batalla con el ruido. En núcleos urbanos tan sólo apareces en callejones. El sistema te declara la guerra.
Si falta la inspiración, me traes los sonidos de la naturaleza. Pájaros piando, grillos... agua. Cataratas de agua que purifican el alma. Sólo si tú me abrigas, puedo escuchar a mis ángeles, pero también a mis demonios.
Porque tus palabras insonoras son más claras que las de muchos políticos que dando muchas voces, en realidad no dicen nada.
Mis pensamientos se aglutinan sin sentido ni coherencia cuando no te encuentro. Si apareces en escena se alistan, con orden de ejército.
Hoy sólo ejercito mi mente si entro en tu castillo. Donde surgen voces que nadie oye y los ladridos que creemos voces, sucumben en el río.
Abraza el silencio. Llámame solitario si por ello entiendes amar el silencio.
Paz!
miércoles, 5 de octubre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
Ejércitos y "ejércitos".
Este alma guerrera se declara, ante todo, pacifista. Siendo esta mi condición, las fuerzas armadas deberían ser temas protagonistas de mis discusiones. Así son. Antes de nada, haré un inciso para aclarar un término que va a repetirse varias veces en este artículo que hoy escribo. Aunque no sea del todo correcto, hoy englobaré las distintas instituciones de la policía y del ejército en "fuerzas del orden". Más que nada por comodidad, porque yo soy así de chulo.
Mi oposición a las fuerzas del orden se fundamenta en mi rechazo a la violencia en general, y a su violencia en particular, la cual se desarrolla mediante el uso de armas y los abusos de autoridad. Así mismo, rechazo total y absolutamente el gasto militar que pagan nuestros impuestos y que es desorbitado en España.
Pero mi crítica feroz a las fuerzas del orden se concentra en su funcionamiento. Las fuerzas del orden velan por la seguridad. ¿La seguridad de quién? En teoría, velan por la seguridad del PUEBLO, es decir, del primer al último ciudadano de la nación. Eso en teoría. Pero en la práctica... ¿es realmente así? Por supuesto que no.
La seguridad por la que trabajan es la de los gobernantes. La seguridad de la punta de la pirámide de este "Moderno Régimen". Se limitan a obedecer órdenes, y nosotros no les ordenamos. Se convierten en herramientas del Gobierno.
Pero esta semana, ocurrieron dos hechos que despertaron mi sorpresa y saciaron mi sed de justicia. Marines americanos acuden a defender de la policía a los manifestantes del movimiento "Occupy Wall Street". A su vez, el ejército griego se presenta para defender a los manifestantes helenos. ¿Sus motivos? Estas fueron sus palabras: "Defendemos nuestro país, defendemos nuestro pueblo".
Admirable. ¿No creen? Un ejército por y para el pueblo. Unas fuerzas del orden al servicio del pueblo. Como debería ser. Pues unas fuerzas armadas al servicio del pueblo no van a invadir otros países. El pueblo no quiere guerras. Los gobiernos sí. Intereses.
Me despido reiterando mi admiración ante estos hechos. Y añado que siempre, siempre, diré lo que pienso sin guardarme nada, pues prefiero morderme la lengua tras equivocarme a ahogar mi alma.
Paz!
domingo, 2 de octubre de 2011
Charlando con un perro viejo.
La lluvia que comenzó a caer sobre mi nariz y prosiguió con el resto del cuerpo, no ayudaba para nada al pesimismo existencial que aquella tarde de invierno me invadía. El agua, lejos de caer enfadada con el mundo, aterrizaba triste, melancólica sobre mis hombros. Su desencanto era evidente.
Corriendo a protegerme en un portal, encontré un perro. Al igual que yo, se encontraba empapado. Sus ojos, me engancharon desde el primer momento. Como era de esperar, el brillo de la curiosidad brillaba en ellos. Pero lo que me llamó más la atención, fue la sabiduría que vi en ellos. Un can filósofo.
Aquellos ojos parecían haberlo visto todo. Un perro sin dueño, que sobrevive en la calle. Vi mucha más sabiduría en esos ojos que en los ojos de quienes se hacen llamar salvadores de la nación. Por un momento, me dio la sensación de que arrancaba a hablar. Un espejismo muy real.
Fue entonces cuando cruzó mi mente una extraña idea. Por un momento, me pareció interesante intercambiar mi vida con la del perro. Ser perro y que el perro fuese persona. Pero entonces, el perro se fue.
Paz!
Corriendo a protegerme en un portal, encontré un perro. Al igual que yo, se encontraba empapado. Sus ojos, me engancharon desde el primer momento. Como era de esperar, el brillo de la curiosidad brillaba en ellos. Pero lo que me llamó más la atención, fue la sabiduría que vi en ellos. Un can filósofo.
Aquellos ojos parecían haberlo visto todo. Un perro sin dueño, que sobrevive en la calle. Vi mucha más sabiduría en esos ojos que en los ojos de quienes se hacen llamar salvadores de la nación. Por un momento, me dio la sensación de que arrancaba a hablar. Un espejismo muy real.
Fue entonces cuando cruzó mi mente una extraña idea. Por un momento, me pareció interesante intercambiar mi vida con la del perro. Ser perro y que el perro fuese persona. Pero entonces, el perro se fue.
Paz!
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