miércoles, 28 de mayo de 2014

Renacimiento

Qué jodido es cuando dudas de ti mismo. Cuando miras atrás tras tantos kilómetros recorridos y te preguntas de qué ha servido. Cuando el reflejo del espejo te devuelve un cuadro con piezas fuera de sitio. Pero más jodido sería no flaquear.

Porque la debilidad es la conciencia y en la conciencia está la fuerza. Porque eso que te hace sangrar lágrimas es en realidad lo que te llena el alma; sólo que a veces entre la carne de la vida hay espinas.

Porque todo lo bueno tiene un precio y para sacar a un ángel del infierno hay que entregar algo a cambio.
Debes ser consciente de lo que eres y de lo que vales. Lejos de modas y estereotipos, de corrientes que te rodean. Porque cuando te rodea la mierda no te afanas en pringarte. Corren tiempos de luchar por salir a flote. Te definen tus acciones y tus no-acciones; lo que sientes y haces y lo que no haces pero sientes. Te condena hacer algo que no es acorde a tus sentimientos. Pero aquí todos pecamos.

Nacemos con algo dentro para dar, porque al final importa más lo que ofrecemos que lo que construimos en nuestro interior. Gana el respeto y ve más allá, gánate el aprecio del que lo merece, de tu familia, de las buenas personas, del que sufre. Lo demás llega solo.


El destino está escrito en las estrellas, y la casualidad no existe. Todo ocurre por algo; por un efecto, por un cambio. Y si algo no ocurre en este preciso momento, quizás sea porque no estás preparado para ello. Aún no. Eso no significa que dejes de andar; se trata de permitir que se construya el camino. Todo llega.