Qué jodido es cuando
dudas de ti mismo. Cuando miras atrás tras tantos kilómetros recorridos y te
preguntas de qué ha servido. Cuando el reflejo del espejo te devuelve un cuadro
con piezas fuera de sitio. Pero más jodido sería no flaquear.
Porque la debilidad es
la conciencia y en la conciencia está la fuerza. Porque eso que te hace sangrar
lágrimas es en realidad lo que te llena el alma; sólo que a veces entre la
carne de la vida hay espinas.
Porque todo lo bueno tiene un precio y para sacar
a un ángel del infierno hay que entregar algo a cambio.
Debes ser consciente
de lo que eres y de lo que vales. Lejos de modas y estereotipos, de corrientes
que te rodean. Porque cuando te rodea la mierda no te afanas en pringarte.
Corren tiempos de luchar por salir a flote. Te definen tus acciones y tus
no-acciones; lo que sientes y haces y lo que no haces pero sientes. Te condena
hacer algo que no es acorde a tus sentimientos. Pero aquí todos pecamos.
Nacemos con algo dentro
para dar, porque al final importa más lo que ofrecemos que lo que construimos
en nuestro interior. Gana el respeto y ve más allá, gánate el aprecio del que
lo merece, de tu familia, de las buenas personas, del que sufre. Lo demás llega
solo.
El destino está
escrito en las estrellas, y la casualidad no existe. Todo ocurre por algo; por
un efecto, por un cambio. Y si algo no ocurre en este preciso momento, quizás
sea porque no estás preparado para ello. Aún no. Eso no significa que dejes de
andar; se trata de permitir que se construya el camino. Todo llega.
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