jueves, 23 de mayo de 2013

Puzzle de Medianoche: Capítulo XIX


XIX


John estaba petrificado, sentado sobre la cama. Tenía la cara que se te queda cuando pasas de pensar en comerte un coño a que vas a tener un hijo con una prostituta. Sus codos reposaban en sus rodillas, y la cabeza, en las manos. Ni tenía voz ni tenía lágrimas.

Al otro lado, Silvia lloraba apoyada en la pared. Buscaba entre la sal del mar un buque de esperanza, de ayuda. La veía temblar, ya por el shock o por la droga.

-Clara, yo… yo no puedo, no puedo hacerme cargo… -había levantado la mirada del suelo.
-Sí, sí que puedes… por mí, hazlo por mí…
-No, Clara. Tú no me conoces. Yo, yo no trabajo en un banco…

Silvia lloraba desconsoladamente, y ahí sacó la rabia.

-¡Ya lo sé! Eres John Santos, el ministro de Educación. ¡Me tomaste por una puta gilipollas desde el principio, y ni te imaginas quién soy!

John había vuelto al estado de conmoción, si bien era cierto que sólo algunos balbuceos salieron de él.

-¿Y por qué mantenías la mentira, si lo sabías?
-¡No te imaginas quién soy, John! ¡Soy Bífida, Silvia Zaho, la reportera de “El Diario de Orelan” que puede arruinar tu vida y hundir un gobierno!

Pareció que John Santos despertaba de un sueño. Era frío el tacto de la mentira.

-Debería matarte ahora mismo…
-¡Pero no puedes! ¡Me quieres! ¡Y yo te quiero, y vamos a tener un hijo! –Silvia suplicaba, sin dejar por ello de amenazarle- Vámonos, John. Dejemos todo atrás.

John se había levantado. Su figura se alzaba entre la cama y la puerta.

-No puedo, no puedo… tengo que salir de aquí.

Un “¡¡NO!!” y un ruido sordo me indicaron que Silvia se había lanzado a sus pies. Lo siguiente tampoco lo vi, pero lo escuché. John le había soltado una patada y cerraba la puerta tras de sí.

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