Tocaré en tu puerta para anunciarte que el sol ha nacido en este nuevo día. Serán dos toques. Uno leve, otro intenso. Un segundo entre cada uno. No hay prisa. Abrirás la puerta intentado abrir los ojos así como disimulando un bostezo. Contemplarás mi figura y me temerás. No encontrarás una sonrisa en mi cara, sólo el marco de quién hace su deber. Te ofreceré mi mano, y tú la cogerás.
Para ti no dejaré de ser un desconocido en todo el día. Tampoco en la noche. Caminaremos sobre el agua de los ríos más salvajes. Peinaremos las cimas de las montañas más altas, haciendo de éstas templos para el invoque de Inspiración. Caminaremos sin mirar al vacío por los precipicios más peligrosos, haciendo de la vida un juego que no vale más que una partida de dominó en un bar de jubilados.
Te lo daré todo. Pero tu querrás más.Nos tenderemos en la arena durante los últimos susurros de la noche, observando la Luna y jugando a atraparla con los dedos, mas acariciando aire y descubriendo que es algo más que simple aire. Me mirarás a los ojos, jugando a escrutar mi rostro serio. "Hazme el amor", dibujaron tus labios. "Hazme el amor", suplicaron tus ojos. "Deséame", sollozó tu alma.
Mas los primeros destellos de luz nos sorprendieron. Volví a dejarte en tu casa. No volverán esos dos toques en la puerta. No volverás a ver tendida mi mano. No volverás a verme. Pero jamás me olvidarás.
Paz!
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