Cuando necesito respirar para continuar mi camino, incontables pensamientos zarandean mi razón. ¿La quiero realmente, o es solo una ilusión? Quizás cuando llegue el momento, sea yo quien dé marcha atrás. ¡Malditos seamos yo y mis dudas! Tan simpática, tan cariñosa, tan agradable… ¿pero es lo que busco?
Al caer la noche, una lectura finaliza mi jornada. Las letras entretienen mis ojos, pero en mi cabeza solo está ella. En mi olfato su aroma. En mi tacto añoro sus manos. Cuando la inconsciencia del sueño se apodera de mí, una constante aparece en él. Es su pelo. Son sus piernas. Son sus ojos. La fantasía es breve mas intensa. Breve, pues un abrazo de amor, un intercambio de sonrisas y un beso en la mejilla lo ocupan todo. Intensa, pues no ceso de pensar en este fragmento el resto de la noche.
¿Estoy despierto o sigo soñando? ¡Fue tan real! La estrechaba entre mis brazos, su cabeza en mi hombro. Éramos el uno para el otro. Estaba convencido. En mi vigilia pensé que al volver a verla, podría besarla. Pero la necesidad de respirar me hizo saber que ya estaba despierto. Mi frustración me golpeó con la fuerza de un gong. Estoy lejos de poder besarla.
Me decidí a incorporarme, pero temí caer. Las piernas me temblaban y el corazón latía sin respiro. “Probablemente la haya perdido”. ¡La tuve tan cerca…! Pero fui idiota. Ahora ya todo ha cambiado. Todo es distinto. Quizás ya haya otro…otro mejor, más alto, más apuesto. El miedo a perderla recorrió mi cuerpo. “La indecisión me ha hecho perder el mayor tesoro que haya podido imaginar”.
El miedo a cometer errores pudo con el valor que demostré ante quien verdaderamente no lo mereció. Probablemente, no sea el momento de dar un paso adelante. Quizás el mundo se hunda bajo mis pies. La princesa de mi vigilia ha pasado a ser el oxígeno que me hace continuar mi camino. Y mi falta de oxígeno es inmediata. Me voy a dormir para soñar con ella, para soñar con su sensación.
Paz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario