martes, 25 de diciembre de 2012

Saber escuchar


Acostumbrado a ser escuchado y en ocasiones por placer de mi interlocutor, en pocas oportunidades  soy yo el que escucha, y eso que siempre que lo hago, lo hago con placer. Porque me complace el escuchar, el que una persona se exprese y juegue con las palabras aunque la conversación no sea especialmente literaria. Las palabras nacen siendo magia, y mágico es su uso.

Admiro el lenguaje y el habla, la confianza de quién te transmite sus más profundas ideas y pensamientos, sus emociones, sus sentimientos, de una forma más o menos directa, pero con una sinceridad que hace más cálidas éstas palabras. Por favor, que no te intimide el domador de palabras.

GRACIAS, si me ofreciste conversación, con descaro, sin reparos, gracias de corazón. Yo sé escucharte, no me cuesta nada, de verdad. A mí me gusta escucharte y creo que puedes confiar en mí. Ofréceme tus palabras, porque creo que no tenemos nada mejor que ofrecer.

Paz!

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