domingo, 9 de diciembre de 2012

Paciencia


No es la primera vez. Limítate a hacerlo. “Limítate a sentirlo”, me dije, esta vez a mí. Sé que será lento, lento y silencioso. Como siempre. Y volveré a sentirme solo, aunque rodeado. Sé que hace tiempo  acepté a Soledad como imprescindible compañía, pero supongo que unas cosas compensan las otras.

Yo sólo quiero pasear contigo y ser yo mismo, a pesar de las veces que vuelvo a intentar ofrecerme a Cupido.

Sin embargo, volvemos a vernos de nuevo. ¿Cómo será esta vez? ¿Sentiremos el calor de nuestros cuerpos en la distancia? ¿O ignorando el roce nos sentiremos dos perfectos extraños? Yo ya desnudé una parte de mí, para ti. No la despreciaste, del todo.

No obstante, estos ojos apenas han rozado el olor de tus manos. Y no sé qué más hacer. Puedo gritar más fuerte. Puedo escalar la montaña más alta. Para que me veas. Pero no conseguiría nada, porque siento que ya lo he hecho. Y no sé qué más hacer.

Puedo dejar de regar esta maceta. Puedo dejar de susurrarle, a esta flor. Puedo dejar de dar alpiste a este pájaro al que encomendé acompañarme al Sol, aunque eso significara arder. Puedo dejar que te marchites. Puedo pensar que “no somos tan parecidos”. Puedo pensar que “no eras como yo esperaba”. Pero me niego. Me niego. Porque la indiferencia mata al que decide esperar.

Pero esperaré. Esperaré en este banco, sentado, aunque tú creas que yo ya cogí el primer autobús. Esperaré tu vuelo, porque sé que sabes volar. Todo lo que necesito es una señal. Una señal. Y esperaré, lo que haga falta.


Paz!

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