viernes, 6 de mayo de 2011

Que no apaguen tu voz, que no gasten tu tinta.

 Que no apaguen tu voz, que no gasten tu tinta. Es un buen título. Pues la voz y la escritura, la comunicación oral y escrita, son cualidades que nos hacen libres. Libres. Así, como suena. Expresarnos, comunicarnos, transmitir nuestras ideas, compartir nuestros sentimientos... Que nunca te roben ese regalo.

Porque lo considero un regalo. El hecho de tener una historia, una experiencia que contar, y poder refugiarte en un papel y volcar lo que sientes. Un trazo de tinta por cada latido del corazón. La escritura es una gran medicina, también una gran psicóloga- o bien una gran psiquiatra, pues los escritores estamos todos locos (¿o quizás somos los más cuerdos?)- que, tras usarla, te produce un gran placer, una gran satisfacción personal. Un desahogo. El papel es tu amigo, tu alma, y a él le marcas tus sentimientos a fuego lento. Y lo peor de todo es que te responde.

¿Estamos locos los escritores? Respondo que sí. Yo vivo locamente enamorado de la escritura.

¿Y ustedes?

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