Estuvimos más unidos que nunca cuando más lejos nos encontrábamos y pude sentir tu alma en mi piel sin ver tu cuello. Nos dedicamos las palabras más sinceras y hermosas que unos labios pueden pronunciar. Los sentimientos nunca mienten.
Paseamos al alba, y al alba te perdí. Te juro que peleé por ti y nunca te olvidé. Te guardé en el cajón de las cosas que me importaban, y aunque le puse un candado, siempre conservé al cuello la llave. Bañada en oro. Pesada. Sus tintineos golpeaban mi pecho de forma insistente, preguntándome dónde estaba ese ser maravilloso que otrora inundaba mi corazón, perdido tras el pasar de los días del calendario, de sus hojas y sus meses.
Volvimos a darnos la mano, y salvamos la mística del pozo de aguas tenebrosas en el que se ahogaba. Volvió el brillo, resbalaron lágrimas... Pero volvió a apagarse el sol y nos perdimos, tanteando el espacio sin encontrar las manos.
Hoy, recuerdo que un día te dije que sería para siempre. "Un siempre tatuado en la muñeca". Te mantengo en mi pecho, en las velas a las que rezo siendo ateo. Sigo creyendo en ti, y me consta que tú también me mantienes vivo. No obstante, a veces pienso si esto está muerto, si sus pulsaciones decayeron y nunca más alzaron bandera. Quiero creer que no, que aún hay magia.
Lucha por nosotros.
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