Eh. Estúpido. ¿En qué momento, eh? No sabría decir. Sí
reconozco las causas, pero no me arrepiento de ninguna. De ninguna. Si volviera
atrás, muy atrás, no tan atrás, sólo lo justo. A aquellos días en que era calma
e ideas claras. A lo mejor no tenía ideas. A lo mejor no ha llegado el momento.
A lo mejor no hay momento alguno. Qué idiota.
Yo elegí caminar y recorro un camino que reconozco como mío
y no del resto, de nadie más. Es mío. Mi camino. El camino que me da la vida y
la muerte. Lo recorro con entusiasmo y sobre todo, ambición. Siento que me
salto los pasos una y otra vez… porque puedo. Porque puedo pese a saber que no
es bueno para mí. No me digas lo que tengo que hacer, yo soy mi mayor crítico.
No conoces mi exigencia. No soy ningún ejemplo a seguir, así que no te
recomiendo seguir mis pasos, a nadie. Entre otras cosas, porque mi camino es
mío.
Dijiste que no e incluso te lo hiciste tatuar en el vaho de
la conciencia cada vez que cerrabas la cremallera. Y cumpliste, hasta cierto
momento. Otra vez hablo de momento, ¿pero qué momento? Idiota preocupado por no
encontrar cadáver. ¿Acaso no deja sangre arrancar el cuerno al unicornio? Pero
sin cuerno seguiré siendo caballo. Y depende de mí ser alado, no de ti, ni de
vosotros.
En el fondo todo es tan sencillo como sumergirse entre letras,
tinta fresca o seca. Pero no es tan fácil, no en mi camino. Porque en mi camino
hay piedras y hay flores que regar, flores que si no se riegan se marchitan.
Hay luna y hay niebla. Unas veces una, y otras veces otra. Y yo en una eterna
búsqueda que termina en mi bolsillo, o en el tuyo. Porque para que fuera tu
bolsillo deberías de entrar en mi camino, y mi camino es mío. Tiene un precio
dejarte pasar, y aun así, es tan fácil para ti entrar…
En el fondo quiero que resida en tu bolsillo, pero me asusta
tanto… porque sé que no serás la única luna en mi sistema solar. Un sistema
solar que rige mi dedo y que desvía tu mirada. Yo era león y ahora soy un lobo.
¿Puedo ser las dos cosas?
¿Ves esto? No son palabras, son sentimientos. Son mis venas
que se abren para que alguien como tú las lea. No tienes ni idea.
Pero es mi camino. Debería llorar por los ojos aquel que no
conoce el suyo. Es mi camino y a través de mi camino, no me esperas tú, me espera
mi yo.
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