Abro la ventana y no veo el sol,
otra mañana lo mismo,
detecto cinismo e hipocresía,
la indiferencia del día a día
de esta sociedad que dejó de ser pueblo.
Un sueldo que no premia el esfuerzo,
un rezo que huele a incienso,
un lienzo abandonado sin vida
porque el artista no puede vivir de su talento.
Un joven con ideales
al que cortaron las alas para caer
en la precariedad y en el silencio.
Una espalda vieja que solloza y no encuentra sustento.
No es productivo el lamento.
Un lo siento que se apaga por la ciudad y sus ladridos.
Un te quiero que muere porque el amor no está permitido.
Un payaso triste que a nadie anima.
Un cisne desolado esperando que la luna le escriba.
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