- La escritura es un arma, y es más poderosa de lo que jamás llegará a ser un puño.
Parece que las palabras solo tienen cabida en un clima pacífico. En un clima en el que haya oídos en ti para escuchar lo que quieres decir y no para adivinar tu posición. En un clima en el que las balas no interrumpan tu discurso. ¿Mas donde quedan las palabras en el conflicto? Entonces parlamentar es lo difícil, con lo fácil que es aplastar por la fuerza, ¿verdad?
¿Quiénes son los que cambian la historia? ¿Quiénes, los que mueven al mundo? ¿La sangre de la herida, el velo de la muerte? ¿La tinta, la entonación de la palabra? Se podría llegar a la conclusión de que la historia se rige por las guerras. Que son estas las que marcan la evolución. Los hechos, y no las palabras.
Yo no estoy de acuerdo. Quizás esté equivocado. Quizás mi opinión sea hija de mi idealismo y mi cabezonería. Pero yo creo firmemente, que detrás de cada hecho, hay siempre más de una palabra. Y que son éstas las que dan lugar a los hechos. ¿Quién no cree que Martin Luther King cambió la historia? ¿Nadie se acuerda ya de los oradores? ¿Qué hay de los filósofos? ¿Qué hay de los poetas? ¿Qué hay de los cantaautores? ¿Dónde quedan los escritores?
Mientras quede gente que siga obviándolos, yo seguiré caminando en mi utopía. Defendiendo que son las palabras, y no un AK47 al viento, los que siembran la revolución. Porque las balas podrán silenciar al orador, pero no a la palabra que ya ha sido pronunciada. La diferencia radica en no tener miedo a enfrentarse a las balas.
Yo sí creo en las palabras, en que son ellas, y no otras, las que mueven al mundo.
Paz!
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