viernes, 19 de agosto de 2011

¿Disfrutas o crees disfrutar?

 En los últimos meses, vengo observando en los adolescentes unos comportamientos para mí realmente decepcionantes. ¿Dónde reside el disfrute para ellos? Evidentemente, resultaría extraño afirmar que no es divertido ir a una discoteca hasta las seis de la mañana o introducir productos químicos de desconocida elaboración por tu boca rozando el grado de inconsciencia. Pero, la decepción la encuentro en que sólo disfrutan de esta manera. Jóvenes que dedican el resto de días de la semana a entrenarse para el sábado y darlo todo. Para estos personajes, los días sin fiesta, sin alcohol o sin mujeres, carecen de sentido. Aburrimiento lo llaman. "Me aburro", suspiran.

 Pues bien, si te sientes identificado con el sujeto descrito anteriormente, tienes un problema. Un problema gordo. Incluso con más grosor que tu cerebro. ¿Realmente estás disfrutando de tu vida? Yo creo que no. Probablemente estés ahora pensando en cebarte conmigo. Pero no, yo no tengo la culpa.

 Porque yo, disfruto con las pequeñas cosas. Los pequeños detalles. ¿Crees que soy un aburrido por tener un blog? ¿Crees que escribir o leer son hobbies de quién no tiene una vida social? ¿Crees que eres el rey de la fiesta y que "nadie sigue tu ritmo", no? Pues no amigo. Escribir es un proceso de creación que produce más satisfación que lo que un cubata podrá darte. Y además, es muy sano.

 ¿Dónde queda el ir a dar un paseo con amigos, hablar, contarnos nuestros problemas y todo estando sobrios? ¿Estos placeres quedaron en los trece no? Disfrutar de un paseo por la ciudad, sobre todo en Granada, que es sublime, una tarde de playa disfrutando con las olas y su mesar, una tarde con amigos escuchando música, sin más. Porque hoy en día quién sale, va de fiesta, y si no, se queda en su casa reventándose en Redtube.

 ¡Que no te engañen! Quién disfruta de las pequeñas cosas, es quién realmente disfruta. Déjate llevar. Vive una vida y no un fin de semana. En los pequeños detalles reside el placer.

 Dedicado a la gente que sólo te quiere para emborracharse a tu vera. Que les jodan.


 Paz! Y como diría un viejo amigo: ¡Que la palabra no descanse!

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