En estos crudos tiempos de crisis, yo me hago una pregunta…¿dónde quedan las personas?
Porque no sólo existe una crisis económica, sino humana. Y esta crisis humana es mucho más duradera y pesada que la económica. Personas movidas por el simple interés de estar por encima, ambiciosas, obsesionadas con su progreso personal para poder controlar a los que están debajo de su pirámide. Personas movidas por una ideología a través de la cual creen alcanzar la libertad y sin embargo, nada más lejos de la realidad, se encuentran atados a éstas por su radicalismo. Hinchan el pecho ante los logros, pero luego toca ponerlo duro ante las ostias.
Yo pienso que una posible salida es la siguiente. Olvidarnos de ideologías, pensar como personas sensatas, pensando en el de al lado, en el de al lado de el de al lado, y así sucesivamente. Hablo de las relaciones humanas.
¿Tan difícil es intentar ser buena persona? ¿Tan difícil es alegrarse del éxito ajeno aunque esto signifique tu fracaso? ¿Tan difícil es procurar la alegría de una persona desinteresadamente? O más sencillo, dejar de ser un obstáculo para que dos personas consigan juntas la felicidad. Llamadme demagogo, llamadme hipócrita, pero es como pienso, e intento predicar con el ejemplo. Es cierto que en la naturaleza humana está su ego, el cual es fuerte y no tiene piedad, pero ojo, no se trata de eliminar nuestro ego, sino de controlarlo. El ego es necesario en su justa medida.
¿Dónde queda la humanidad cuando llamamos monstruo al feo de la clase? ¿Dónde queda la humanidad cuando un grupo de personas rodean a una sola para dejarla sangrando en el suelo? ¿Dónde está la humanidad cuando unos seres supuestos enviados de Dios nos alientan a ser buenas personas jugando con la fe de personas que humildemente se entregan en cuerpo y alma a esta creencia, y posteriormente son descubiertos abusando de menores de diez años? ¿Dónde queda la humanidad cuando un policía abusa de su placa? ¿Dónde queda la humanidad cuando la persona a la que entregas tu amor te devuelve mentiras?
Aunque no mentira sino insinceridad. Porque dentro del concepto de buena persona es fundamental el de persona sincera. La mejor mentira duele más que la peor verdad. Eso suena bien, y podría aplicarse, pero es falso. No existe la mentira buena. Sólo existen la verdad y la mentira. La mentira es engaño, y el engaño está mal.
Y una buena persona tiene otro deber. Moldear buenas personas. Cuando observen un comportamiento inadecuado en alguien, desde la sinceridad y la humildad, repróchenselo. Pero acepten también el ser reprochados, siempre que se sea reprochado desde una buena intención.
El salir de la crisis económica depende de los avances en la crisis humana, y solucionar la crisis humana empieza tendiendo tu mano a las personas diferentes a ti, sea quién sea. Demos la mano a quién lo necesite. Pero el mundo está lleno de malas personas. Y no me voy a Hitler, ni a Franco ni a ninguno de esos. Las malas personas comparten aula con nosotros. Mantened los ojos abiertos, que no os engañen.
Y con esto no me estoy considerando buena persona, pero es sincero en mí el intento de algún día llegar a serlo, y por eso apoyo el pie derecho en el suelo con la sinceridad de asegurarle al pie izquierdo que puede dar el siguiente paso. Por supuesto, os exijo que me reprochéis conductas inadecuadas, pero que sea a la cara. Como deben ser las cosas.
Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario